El Mito de Píramo y Tisbe: Amor sellado en sangre
Conoce el Mito griego de Píramo y Tisbe, amantes babilonios, sellan su amor con sangre ante la oposición de sus familias. Un mito que inspiró Romeo y Julieta siglos después.
MITOLOGÍA, LEYENDAS Y RELIGIONES
7/4/20253 min read


El Mito de Píramo y Tisbe: Amor sellado en sangre
En el mito anterior conocimos a Filemón y Baucis, una pareja que, gracias a su bondad y amor sincero, fue recompensada por los dioses con una eternidad compartida. Pero no todos los amores corren la misma suerte. Hoy viajamos a las tierras de Babilonia para descubrir la trágica historia de Píramo y Tisbe, dos jóvenes que desafiaron a sus familias y al destino en nombre del amor. Su final conmovedor inspiraría siglos más tarde una de las obras más famosas de la literatura: Romeo y Julieta.
Amor prohibido en Babilonia
En la gran ciudad de Babilonia, entre altos muros de ladrillo y jardines colgantes, vivían Píramo y Tisbe, vecinos desde la infancia. Él, considerado el joven más apuesto del lugar; ella, dueña de una belleza que deslumbraba a cuantos la veían. Pronto, como era de esperar, nació entre ellos un amor puro e intenso.
Pero había un problema: sus familias estaban enemistadas desde hacía años, y les prohibían cualquier contacto. Como si de una ley no escrita se tratara, aquel amor estaba vetado. Y sin embargo, los sentimientos no entienden de muros ni de rencores antiguos.
El muro que no calla
Separados por una pared de sus casas contiguas, los jóvenes descubrieron una pequeña grieta en la piedra. A través de aquel resquicio se susurraban palabras de amor, compartían esperanzas y tejían sueños de libertad. Aquella hendidura, insignificante para cualquiera, era su único punto de encuentro.
Hasta que un día, incapaces de seguir con encuentros tan breves e insatisfactorios, decidieron dar el paso: escaparse y encontrarse en secreto.
La cita bajo el moral
La noche acordada, Tisbe llegó primero al punto de encuentro: una morera blanca situada junto a una fuente en las afueras de la ciudad. Esperaba emocionada a Píramo, pero pronto notó que no estaba sola.
Una leona, de regreso de la caza, con las fauces aún manchadas de sangre, se acercaba al manantial a beber. Aterrada, Tisbe huyó y se ocultó en una cueva cercana, pero en su huida dejó caer su velo.
La leona, sin prestarle mayor atención, jugó con la tela, la desgarró con sus garras y la empapó de sangre antes de marcharse.
El error fatal
Cuando Píramo llegó, vio el velo desgarrado y cubierto de sangre. Lo reconoció de inmediato. Y con él, también creyó reconocer lo que había ocurrido: pensó que la bestia había devorado a su amada.
Desesperado y sintiéndose culpable por no haberla protegido, sacó su espada y se clavó la hoja en el pecho, muriendo bajo la morera que debía haber sido testigo de su unión. Su sangre tiñó los frutos del árbol, que desde entonces dejaron de ser blancos para volverse rojos oscuros, como su tragedia.
La segunda herida
Instantes después, Tisbe salió de su escondite y regresó al lugar. Lo que encontró la dejó sin aliento: Píramo yacía moribundo, bañado en sangre. Con sus últimas fuerzas, él la vio, la reconoció… y murió en sus brazos.
Tisbe, rota por el dolor, tomó la espada aún caliente y se quitó la vida junto a él, pidiendo a los dioses que su amor no quedara en el olvido.
Un legado teñido de rojo
Los dioses, conmovidos por su historia, decidieron honrar su memoria. Permitieron que sus cuerpos descansaran juntos, y cambiaron para siempre el color de los frutos del moral como símbolo eterno de su amor trágico.
Desde entonces, el moral rojo se convirtió en un recordatorio de que el amor verdadero puede ser tan bello como destructivo, tan tierno como irremediablemente trágico.
Una historia que perdura
El mito de Píramo y Tisbe ha sobrevivido a los siglos como uno de los relatos de amor más conmovedores de la antigüedad. Inspiró a Ovidio en sus Metamorfosis y siglos más tarde fue adaptado, con nuevo nombre y escenario, por William Shakespeare en su inolvidable Romeo y Julieta.
Y aunque las épocas cambien, las historias que hablan de amor prohibido, de muros físicos y emocionales, y de pasiones tan fuertes que desafían a la vida misma, siguen emocionando como el primer día.
Continuará…
Tras esta tragedia de amor y sangre, nos adentramos en un mito muy diferente pero igualmente intenso: el de Glauco y Escila, donde el amor obsesivo conduce a transformaciones inesperadas y monstruosas. Nos vemos en el siguiente capítulo.
Para aquellos interesados en profundizar en este tema, pueden consultar nuestro chat de Inteligencia Artificial entrenado, además de algunas otras recomendaciones de lectura y recursos adicionales:
Libro: Los mitos griegos de Robert Graves. Una recopilación detallada de los mitos griegos clásicos.
Libro: Mitología griega de Edith Hamilton.
Libro: Diccionario de mitología griega y romana de Pierre Grimal.
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