El Mito de Glauco y Escila: Amor, hechicería y monstruosidad

Conoce el mito griego de Glauco, donde un pescador convertido en dios marino se enamora de Escila. Un amor no correspondido que acaba en una monstruosidad..

MITOLOGÍA, LEYENDAS Y RELIGIONES

7/11/20253 min read

Glauco y Escila
Glauco y Escila

En el mito anterior descubrimos la conmovedora tragedia de Píramo y Tisbe, dos jóvenes cuyo amor prohibido terminó sellado en sangre. Hoy, cambiamos de escenario y de escala. Nos adentramos en las profundidades del mar, donde un simple pescador transformado en dios se enamora de una ninfa… y ese amor no correspondido desencadenará una de las transformaciones más aterradoras de la mitología griega.

Glauco, el pescador que se volvió dios

Antes de convertirse en una criatura marina inmortal, Glauco era un humilde pescador. Pasaba sus días lanzando redes y sus noches contemplando las estrellas reflejadas en el agua. Hasta que un día, al sacar su captura, observó cómo los peces que depositaba sobre una hierba junto a la orilla salían brincando y volvían al mar por sí solos.

Intrigado, Glauco probó esa hierba mágica… y en ese instante, todo cambió. Sintió un impulso incontenible hacia el mar. Su cuerpo comenzó a mutar: su piel adquirió un tono verdoso, su cabello se cubrió de algas, su voz se volvió más profunda… y donde antes tenía piernas, ahora surgía una cola de pez.

Los dioses marinos lo acogieron, y desde entonces Glauco fue un dios menor del mar, vagando entre corales y tormentas.

Escila, la ninfa costera

Fue en uno de sus paseos submarinos donde la vio por primera vez: Escila, una ninfa de las costas, hija de los dioses marinos Forcis y Hécate (según algunas versiones). Hermosa, grácil y solitaria, Escila solía pasear por las playas y bañarse en las aguas tranquilas, ajena a los dioses y a sus pasiones.

Glauco la observaba desde el agua, cada vez más fascinado. Su amor creció tan rápido como la espuma del mar… y quiso acercarse.

Pero cuando salió a la superficie para declararse, Escila huyó aterrada. No por miedo a un dios, sino por el aspecto que ahora tenía Glauco: barba de algas, ojos saltones, piel húmeda y escamosa. Para ella, era más monstruo que hombre.

La hechicera despechada

Desesperado por su rechazo, Glauco acudió a Circe, la poderosa hechicera con conocimientos sobre plantas, pociones y emociones humanas. Le rogó una pócima de amor para conquistar a Escila, algo que suavizara su repulsión.

Pero Circe, al oírlo, se enamoró de Glauco. Su aire melancólico, su voz marina, su historia de transformación… todo en él la cautivó. Así que le propuso algo distinto: que se olvidara de Escila y se quedara con ella.

Glauco fue claro: su corazón pertenecía a la ninfa.

Humillada y furiosa, Circe decidió vengarse… pero no de él. Fue a por Escila.

El castigo de Escila

Circe preparó un brebaje maldito, no para matar a Escila, sino para destrozar su belleza. Lo vertió en el estanque donde la ninfa solía bañarse. Cuando Escila entró en el agua, su cuerpo comenzó a retorcerse.

Desde su cintura hacia abajo, surgieron serpientes, perros marinos o cabezas de monstruos (según la versión), que gruñían, mordían y la arrastraban al abismo. Su figura se volvió grotesca, aterradora.

Horrorizada por lo que se había convertido, Escila huyó a una cueva entre los acantilados, en un estrecho paso marítimo, y allí se ocultó, atacando sin piedad a todo barco que osaba pasar.

Un amor que engendró un monstruo

Glauco, al enterarse de lo ocurrido, se sintió devastado. Aquella ninfa a la que amaba ya no existía. Había sido destruida por la envidia y el despecho. Y sin embargo, él seguía amándola, incluso en su nueva forma monstruosa.

Escila no volvió a amar ni a hablar. Solo se convirtió en una sombra vengativa, una bestia marina cuyo rugido aún resuena entre las rocas.

Ulises y el eco del mito

Tiempo después, Escila volverá a aparecer en la historia: Ulises, en su viaje de regreso a Ítaca, deberá atravesar el estrecho entre Escila y otra criatura temible, Caribdis. Y allí, aún convertida en monstruo, Escila devorará a seis de sus marineros, mostrando que su furia no tenía fin.

Una metamorfosis cruel

El mito de Glauco y Escila nos habla de la cara más oscura del amor: el que nace de la desesperación, el que se tuerce por el rechazo, el que genera odio en terceros. También nos recuerda que, en la mitología griega, las pasiones humanas a menudo desatan transformaciones monstruosas, tanto físicas como morales.

Para aquellos interesados en profundizar en este tema, pueden consultar nuestro chat de Inteligencia Artificial entrenado, además de algunas otras recomendaciones de lectura y recursos adicionales:

  1. Libro: Los mitos griegos de Robert Graves. Una recopilación detallada de los mitos griegos clásicos.

  2. Libro: Mitología griega de Edith Hamilton.

  3. Libro: Diccionario de mitología griega y romana de Pierre Grimal.

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El Mito de Glauco y Escila: Amor, hechicería y monstruosidad