Las Aventuras de Hermes: El Astuto Dios Mensajero
Descubre las emocionantes aventuras de Hermes, el dios griego de la astucia, los viajeros y los mensajeros, desde su nacimiento hasta su papel clave en el Olimpo.
MITOLOGÍA, LEYENDAS Y RELIGIONES
10/25/20245 min read


Las Aventuras de Hermes: El Astuto Dios Mensajero
Hermes, una de las deidades más versátiles y fascinantes del panteón griego, nació de la unión entre Zeus, el rey de los dioses, y Maya, una de las pléyades, hijas del titán Atlas. A diferencia de otros dioses cuya grandeza se evidenciaba desde su infancia, Hermes destacó desde el primer día no solo por sus dones divinos, sino por su astucia y su capacidad para meterse en problemas… y salir de ellos con ingenio. Su historia comenzó en una cueva en el monte Cilene, un lugar alejado y discreto, ideal para el nacimiento de un dios que pasaría su vida viajando entre mundos y cumpliendo misiones tan variadas como su personalidad.
Hermes llegó al mundo de una manera discreta, pero su personalidad juguetona y traviesa no tardaría en hacerse notar. Desde el momento en que dejó la cuna, Hermes demostró ser un dios de naturaleza inquieta y, sobre todo, ingeniosa. De hecho, el primer día de su vida fue también el primer día de sus aventuras, en las cuales demostró su capacidad para la astucia y el engaño. A diferencia de sus hermanos olímpicos, Hermes no era un dios que buscaba el poder a través de la fuerza o la dominación. En cambio, su legado se forjó a través de su agudeza mental, su velocidad y su capacidad para moverse entre los reinos de dioses, mortales y espíritus con una habilidad sin igual.
Hermes Recién Nacido: Una Travesura Divina
Tan pronto como Hermes nació, dejó claro que no sería un dios común. Mientras su madre descansaba en la cueva donde lo había dado a luz, él se escabulló de su cuna con una traviesa idea en mente. El destino quiso que, en su primer día de vida, Hermes se convirtiera en un ladrón. Al salir de la cueva, se encontró con una manada de ganado perteneciente a Apolo, el dios de la luz y la música, y decidió robarlos. Sin embargo, Hermes no era un ladrón ordinario. En su primer acto de astucia divina, tomó las sandalias de unos campesinos y las colocó en las patas de las vacas para cubrir sus huellas, asegurándose de que no dejaran rastro mientras las guiaba hacia una cueva secreta.
Este acto no fue solo una travesura infantil, sino una demostración temprana de la inteligencia y la creatividad de Hermes. Al darse cuenta de que Apolo tarde o temprano lo buscaría, Hermes decidió actuar con precaución. No solo escondió al ganado, sino que además ideó una ingeniosa distracción: encontró una tortuga en el camino, la mató y con su caparazón creó el primer instrumento musical, la lira. Este regalo sería crucial para su redención cuando Apolo lo descubriera.
El Conflicto con Apolo: Del Engaño al Perdón
Como era de esperar, Apolo no tardó en notar la desaparición de su ganado y, gracias a sus poderes divinos, localizó a Hermes. El dios de la luz llegó hasta la cueva de Maya y confrontó al recién nacido, exigiendo la devolución de sus animales. Hermes, con su encanto y elocuencia innatos, negó rotundamente haber robado el ganado, usando su apariencia infantil para parecer inocente. Sin embargo, Apolo, sabiendo bien lo que había sucedido, llevó el caso ante Zeus.
Al enfrentarse a su padre, Hermes no se mostró intimidado. De hecho, su habilidad para hablar con persuasión impresionó incluso a Zeus, quien, aunque sabía que su hijo era culpable, no pudo evitar sonreír ante la audacia del pequeño dios. Finalmente, Hermes admitió su fechoría y, como acto de reconciliación, le ofreció a Apolo la lira que había creado a partir de la tortuga. Este gesto tocó el corazón de Apolo, quien no solo lo perdonó, sino que también le otorgó a Hermes el dominio sobre el ganado robado. Así, Hermes no solo salió ileso de su primera gran travesura, sino que también consiguió el reconocimiento y el aprecio de Apolo, forjando una relación fraternal entre ambos dioses.
Hermes, el Dios de los Mensajeros, Viajeros y Ladrones
Después de este incidente, Zeus reconoció el potencial de Hermes y le asignó un rol especial en el panteón olímpico: el de mensajero de los dioses. Esta función no solo implicaba llevar los mensajes de un dios a otro, sino también ser un intermediario entre los dioses y los mortales. Hermes, con su velocidad incomparable y su capacidad para moverse entre los distintos reinos, asumió este papel con entusiasmo. Fue en este momento cuando recibió dos de sus objetos más característicos: las sandalias aladas, que le permitían volar por el aire, y el caduceo, un bastón con serpientes entrelazadas que simbolizaba la paz y la diplomacia.
Además de ser mensajero, Hermes se convirtió en el protector de los viajeros y los comerciantes, garantizando la seguridad de aquellos que se desplazaban de un lugar a otro. Sin embargo, también fue el dios de los ladrones y los embaucadores, un reflejo de su travesura inicial con el ganado de Apolo. Esta dualidad hacía de Hermes un dios único: al mismo tiempo que protegía y guiaba, también podía engañar y robar con una habilidad sin igual.
Hermes también tenía el poder de transportar a las almas de los muertos al inframundo, una función conocida como psicopompo. Como tal, podía cruzar las fronteras entre los mundos, moviéndose con libertad entre el reino de los vivos, el de los dioses, y el de los muertos. Esta capacidad lo hacía esencial en muchos mitos griegos, ya que actuaba como intermediario en situaciones donde otros dioses no podían intervenir.
Otras Aventuras y Hazañas de Hermes
A lo largo de su vida divina, Hermes participó en numerosas aventuras y jugó papeles importantes en varios mitos griegos. Uno de sus actos más conocidos fue durante la Guerra de Troya, cuando rescató a Ares, el dios de la guerra, que había sido capturado por los gigantes Oto y Efialtes. Hermes, gracias a su astucia y velocidad, logró liberar a su hermano antes de que fuera entregado a los enemigos.
En el regreso de Odiseo a Ítaca, Hermes también desempeñó un papel crucial. Fue Hermes quien le entregó a Odiseo una hierba mágica llamada moly para protegerlo de los hechizos de la diosa Circe, quien había convertido a los compañeros de Odiseo en cerdos. Gracias a la intervención de Hermes, Odiseo pudo enfrentarse a Circe y finalmente completar su arduo viaje de regreso a casa.
Hermes y su Rol en el Olimpo
A pesar de su naturaleza traviesa, Hermes era un dios profundamente leal a Zeus y, por ende, al Olimpo. Su capacidad para resolver conflictos lo convirtió en uno de los mediadores más importantes entre los dioses, y a menudo actuaba como diplomático en disputas divinas y entre mortales. Además de su cercanía con Zeus, Hermes tenía una relación especial con dioses menores y criaturas divinas, a quienes protegía y ayudaba cuando lo necesitaban.
La versatilidad de Hermes lo hacía esencial en las vidas de los mortales y los dioses por igual. No solo era el mensajero y guía de los viajeros, sino también el protector de los comerciantes, los atletas y los pastores. Su influencia se extendía desde los mercados de la antigua Grecia hasta los altares en los caminos rurales, donde se le rendía culto como dios de los cruces y las fronteras.
Para aquellos interesados en profundizar en este tema, pueden consultar nuestro chat de Inteligencia Artificial entrenado, además de algunas otras recomendaciones de lectura y recursos adicionales:
Libro: Los mitos griegos de Robert Graves. Una recopilación detallada de los mitos griegos clásicos.
Libro: Mitología griega de Edith Hamilton.
Libro: Diccionario de mitología griega y romana de Pierre Grimal.
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