Izanagi e Izanami: Los Dioses Creadores de Japón
Descubre la fascinante historia de Izanagi e Izanami, los dioses creadores de Japón en la mitología japonesa. Un viaje a través de la creación, el amor y la tragedia.
MITOLOGÍA, LEYENDAS Y RELIGIONES
6/14/20244 min read


Izanagi e Izanami: Los Dioses Creadores de Japón
La mitología japonesa, rica y diversa, es un fascinante tapiz de historias y leyendas que se entrelazan para formar la base de la cultura y las creencias del país. En el corazón de estas narraciones se encuentran los dioses y diosas que dieron forma al mundo, y entre ellos, dos figuras destacan por encima del resto: Izanagi e Izanami.
Izanagi e Izanami son dos de las deidades más importantes en la mitología japonesa. A menudo se les conoce como los dioses creadores, ya que su unión resultó en la formación del mundo y de Japón. Su historia es una de amor, pérdida y renacimiento, y su influencia se puede ver en muchas de las tradiciones y creencias japonesas.
1. Izanagi e Izanami: El ritual de la creación
Izanagi e Izanami son hermano y hermana, así como marido y mujer, una práctica común en las mitologías del mundo. Izanagi, cuyo nombre significa “el que invita”, y Izanami, “la que invita”, son los dioses del cielo y la tierra respectivamente.
Según la antigua leyenda japonesa, al principio, el cielo y la tierra no estaban separados. Izanagi e Izanami se pararon en el puente celestial, Ama-no-ukihashi (“el puente flotante del cielo”), y agitaron el océano primordial con una lanza. Cuando la sacaron, las gotas que cayeron de la lanza se solidificaron y formaron la primera isla de Japón, Onogoro-jima.
En Onogoro-jima, Izanagi e Izanami descendieron y construyeron un palacio con una gran columna en el centro. Alrededor de esta columna, realizaron una danza ceremonial, y de su unión nacieron las islas del archipiélago japonés, así como numerosos dioses y diosas.
2. La Tragedia de Izanami
La historia de esta pareja empezó bien, construyendo lo que en un futuro serían un territorio importante y majestuoso, y haciendo crecer su estirpe. El primer hijo de Izanagi e Izanami fue Hiruko. Sin embargo, el nacimiento de Hiruko no fue feliz. Nacido deforme, el pequeño fue colocado en un bote y enviado a la deriva por el océano, abandonado a su suerte. Aunque su inicio en la vida fue trágico, Hiruko sobrevivió y con el tiempo, se transformó en Ebisu, el dios de la pesca y la suerte, reverenciado y amado por los mortales.
Le siguió Awashima, otra deidad menor cuya historia se entrelaza con la de Hiruko, pero su destino y sus hazañas se desvanecen en las brumas del tiempo, dejando un rastro tenue en los anales de la mitología.
Luego nació Oyamatsumi, el dios de las montañas. Con su presencia majestuosa, se convirtió en el guardián de todas las elevaciones y cumbres, imponiendo respeto y temor entre los seres vivos que habitaban en su dominio.
La historia de Izanagi e Izanami toma un giro trágico con el nacimiento de Kagutsuchi, el dios del fuego. Durante el parto, Izanami es gravemente quemada por las llamas y, a pesar de los esfuerzos, no sobrevive.
La muerte de Izanami sume a Izanagi en una profunda tristeza. Incapaz de aceptar su pérdida, decide emprender un viaje al Yomi, el inframundo, con la esperanza de traer a Izanami de vuelta al mundo de los vivos.
3. El Viaje de Izanagi al Yomi
El viaje de Izanagi al Yomi es una odisea llena de desesperación y amor inquebrantable. Armado con su determinación, Izanagi desciende a las profundidades del Yomi, un lugar oscuro y desolado, en busca de Izanami.
El Yomi es un mundo sombrío y tenebroso, un lugar de muerte y desesperación. A pesar de su miedo, Izanagi avanza, guiado por el recuerdo de su amada y la esperanza de traerla de vuelta al mundo de los vivos.
Finalmente, después de un viaje agotador, Izanagi encuentra a Izanami. Sin embargo, ya no es la diosa radiante y llena de vida que él recordaba. En el Yomi, Izanami se ha transformado en una criatura monstruosa, y su belleza y vitalidad han sido terriblemente reemplazadas por la decadencia y la descomposición.
A pesar de su transformación, Izanagi intenta convencer a Izanami para que regrese con él al mundo de los vivos. Sin embargo, Izanami le revela que ya ha comido la comida del Yomi y, por lo tanto, no puede abandonar el inframundo.
5. La Purificación de Izanagi y el Nacimiento de Amaterasu, Tsukuyomi y Susanoo
Tras su infructuoso intento de rescatar a Izanami y su aterradora experiencia en el Yomi, Izanagi emerge del inframundo lleno de impurezas. Para purificarse, realiza un ritual de ablución en un río. Este acto de purificación no solo es un medio para limpiar su cuerpo y espíritu, sino que también resulta en el nacimiento de tres de las deidades más importantes de la mitología japonesa.
De su ojo izquierdo nace Amaterasu, la diosa del sol, cuya luz brilla sobre la tierra y trae vida y calor a sus habitantes. De su ojo derecho nace Tsukuyomi, el dios de la luna, cuya luz suave ilumina la noche y guía a los viajeros en la oscuridad. Finalmente, de su nariz nace Susanoo, el dios de las tormentas y los mares, cuyo temperamento volátil y poderoso refleja la fuerza indomable de la naturaleza.
Conclusión y Reflexión
La historia de Izanagi e Izanami es una de las más fundamentales en la mitología japonesa. A través de su amor, pérdida y renacimiento, se nos presenta una visión del mundo que es a la vez hermosa y trágica. Sus experiencias reflejan las alegrías y tristezas de la vida humana, y su influencia se puede ver en muchas de las tradiciones y creencias japonesas.
La importancia de esta historia en la cultura y la religión japonesa no puede ser subestimada. A través de Izanagi e Izanami se nos ofrece una visión del mundo que es profundamente conectada con la naturaleza y los ciclos de la vida y la muerte. Esta conexión con la naturaleza y el respeto por el equilibrio de la vida y la muerte son fundamentales en la cosmovisión japonesa, y continúan influyendo en la forma en que los japoneses entienden y interactúan con el mundo hasta el día de hoy.
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