El regreso del lobo terrible: así funciona la desextinción
El lobo terrible ha sido "resucitado" gracias a la biotecnología de la empresa Colossal Biosciences. Descubre cómo funciona qué otras especies podrían volver
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
4/9/20254 min read
El regreso del lobo terrible: así funciona la desextinción
Imagínate caminando por un bosque al amanecer. El aire es frío, el suelo está cubierto de escarcha y, a lo lejos, se escucha un aullido. No es un lobo cualquiera. Es más grande, más robusto y con una mirada que parece salida de otra era. No estás en una película ni en una novela de ciencia ficción. Lo que oyes es el eco de un pasado que, contra todo pronóstico, ha vuelto a la vida.
Así comienza el nuevo capítulo de la biotecnología moderna: la desextinción. Y su protagonista, en este caso, es el legendario lobo terrible (Aenocyon dirus), una especie que desapareció hace unos 12.500 años y que ha sido "resucitada" gracias a los avances en genética.
¿Qué era el lobo terrible?
El lobo terrible fue un depredador imponente que habitó América del Norte durante el Pleistoceno. A diferencia del lobo gris que conocemos hoy, este animal era más grande y pesado, con una mandíbula más robusta y dientes diseñados para triturar huesos. Vivió en la misma época que los mamuts, los tigres dientes de sable y los primeros humanos que pisaron el continente.
Su extinción, al igual que la de muchas otras especies de la megafauna, coincidió con grandes cambios climáticos y con la expansión del ser humano. Pero ahora, tras más de un milenio en silencio, el lobo terrible vuelve a estar entre nosotros.
La empresa que lo hizo posible
Detrás de esta hazaña está Colossal Biosciences, una empresa estadounidense fundada por el genetista George Church y el emprendedor Ben Lamm. Su objetivo declarado: traer de vuelta especies extintas para restaurar ecosistemas y, de paso, revolucionar la ciencia genética.
Colossal no trabaja con magia ni con ciencia ficción, sino con herramientas biotecnológicas reales. Entre ellas destacan la edición genética (mediante una técnica conocida como CRISPR), la clonación celular y el uso de embriones modificados. Gracias a estas técnicas, han conseguido algo que hace unas décadas parecía imposible: crear animales con características de especies desaparecidas hace miles de años.
Cómo se “resucita” a un animal extinto
A diferencia de lo que muchas personas creen, no es posible clonar un animal extinto de forma idéntica si no se dispone de células vivas originales. En el caso del lobo terrible, lo que hicieron los científicos fue extraer fragmentos de ADN de fósiles muy bien conservados. Este ADN se comparó con el del lobo gris moderno, una especie emparentada, para reconstruir un genoma lo más cercano posible al del extinto Aenocyon dirus.
Después, utilizaron técnicas de edición genética para insertar esos genes antiguos en células vivas de lobos grises. Esas células modificadas se convirtieron en embriones, que luego fueron implantados en hembras de perros domésticos, usadas como “madres sustitutas”.
El resultado: tres cachorros con rasgos muy similares a los del lobo terrible original, a los que han llamado Rómulo, Remo y Khaleesi. No son clones perfectos, pero su genética y apariencia los acerca como nunca antes a una especie desaparecida.
No es la primera vez que se intenta
Aunque la noticia del lobo terrible ha causado un gran revuelo, no es la primera vez que se intenta traer de vuelta a un animal extinto.
En 2003, un grupo de científicos en España logró clonar un bucardo, una subespecie de cabra montés extinguida unos años antes. El animal nació, pero murió a los pocos minutos, lo que supuso un avance técnico, aunque sin éxito práctico.
Más recientemente, en 2020, se clonaron con éxito animales en peligro de extinción como el turón patinegro en Estados Unidos y el caballo de Przewalski, originario de Mongolia. En estos casos, la clonación no buscaba revivir especies extintas, sino aumentar la diversidad genética de poblaciones que aún existen, pero en números muy bajos.
Las próximas especies en la lista
Colossal no se detiene en los lobos. Entre sus planes más ambiciosos se encuentra la resurrección del mamut lanudo, extinguido hace más de 4.000 años. La idea no es solo traerlo de vuelta por nostalgia científica, sino utilizarlo para restaurar la tundra siberiana y combatir el cambio climático, ya que estos grandes herbívoros ayudarían a mantener el permafrost congelado a pisar la nieve y así mantenerla compacta.
Otro de sus objetivos es el dodo, el ave símbolo de la extinción causada por el ser humano. Desapareció en el siglo XVII, y su regreso sería un experimento fascinante sobre la fragilidad de los ecosistemas insulares.
También se trabaja en revivir al tilacino, o “tigre de Tasmania”, un marsupial carnívoro que fue exterminado en el siglo XX. Su vuelta podría reequilibrar el ecosistema australiano, afectado por la ausencia de depredadores nativos.
Ciencia, ética y futuro
Aunque estas noticias despiertan admiración, también generan dudas importantes. ¿Hasta qué punto estos animales son realmente las especies que se extinguieron? ¿Qué implicaciones tendría soltarlos en el medio natural? ¿Estamos preparados para convivir con especies que desaparecieron hace miles de años?
Muchos científicos advierten que los animales creados mediante estos procesos no son réplicas exactas. Son organismos nuevos, híbridos, con una carga genética parecida a la de sus antepasados, pero también con diferencias notables.
Además, hay un debate sobre las prioridades. Algunos expertos creen que estos recursos podrían destinarse a proteger especies que hoy están al borde de la extinción, en lugar de revivir otras que ya desaparecieron. Y también está la pregunta de qué haremos si los ecosistemas modernos no están preparados para recibir a estos “resucitados”.
¿Estamos jugando a ser dioses?
La desextinción es, sin duda, uno de los avances más espectaculares de la ciencia actual. Pero también nos obliga a reflexionar sobre el poder que estamos adquiriendo. Por primera vez en la historia, la humanidad tiene en sus manos la capacidad de alterar el curso de la evolución.
Traer de vuelta al lobo terrible no es solo una proeza genética. Es un mensaje: lo que creíamos imposible ahora es viable. Y con ello, surge una nueva responsabilidad. Porque no se trata solo de si podemos hacerlo, sino de si debemos hacerlo.
Para aquellos interesados en profundizar en este tema, pueden consultar nuestro chat de Inteligencia Artificial entrenado, además de algunas otras recomendaciones de lectura y recursos adicionales:
Libro: La vida inmortal de Henrietta Lacks, de Rebecca Skloot – Un acercamiento fascinante a los dilemas éticos en biología. Comprar en Amazon
Documental: Genesis 2.0 (2018) – Explora el mundo de la clonación y los intentos por revivir al mamut lanudo.
Artículo web: "La empresa que creó los ratones lanudos anuncia la “desextinción” del lobo gigante" – El País España
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