ALIA: La apuesta española por la IA, ¿éxito o derroche?
¿Vale la pena ALIA, la IA española? Analizamos su coste, utilidad y valor frente a otras IAs gratuitas ya disponibles. ¿Éxito o derroche? Descúbrelo aquí.
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
3/19/20254 min read


ALIA: La apuesta española por la IA, ¿éxito o derroche?
Imagina una inteligencia artificial que no te mire con ojos de robot frío y anglosajón, sino que entienda el “qué pasa, tío” y te responda con el calor del castellano, el catalán o el euskera. Eso es lo que promete ALIA, la IA impulsada por el Gobierno de España y presentada en enero de 2025 como un hito tecnológico. Pero, tras el bombo inicial, las preguntas surgen como palomitas en una sartén: ¿vale realmente la pena? ¿Es un paso hacia la soberanía tecnológica o, una vez mas, un derroche de dinero público? Hoy nos ponemos las gafas de detective para analizar si ALIA tiene futuro o si es solo un espejismo.
¿Qué es ALIA y por qué existe?
Todo empezó con un sueño ambicioso: crear una IA que hable nuestras lenguas y no dependa de los gigantes de Silicon Valley. Desarrollada por el Barcelona Supercomputing Center (BSC) con el superordenador MareNostrum 5, ALIA es una familia de modelos de código abierto, multilingüe, entrenada en castellano, catalán, gallego, euskera y valenciano. Su misión, según el Gobierno, es reforzar la soberanía tecnológica y dar a España un lugar en el mapa de la inteligencia artificial.
El proyecto, que arrancó en 2019 con el Plan de Tecnologías del Lenguaje, busca ser una alternativa a ChatGPT o LLaMA, pero con un toque local. Pedro Sánchez la presentó en el evento HispanIA 2040 como “una IA al servicio de las personas”. ¿El gancho? Que no solo sirve a los aficionados de la tecnología, sino también a pymes, universidades y administraciones. Pero, claro, el diablo está en los detalles.
El precio de la ambición: ¿Cuánto ha costado ALIA?
Aquí empieza el murmullo. El Gobierno destinó 10,2 millones de euros al desarrollo inicial de ALIA, según la Estrategia de Inteligencia Artificial 2024, con planes de invertir 150 millones más para integrarla en empresas y administraciones, incluyendo 20 millones para pymes. ¿Es mucho o poco? Comparado con los miles de millones que OpenAI o Meta manejan, es una gota en el océano. Pero para el bolsillo público español, no es moco de pavo.
Críticos como Javier López, de Magnific AI, han puesto el grito en el cielo: “Más de 10 millones para una IA que no supera a modelos gratis de 2023 como LLaMA 2. ¡Es un disparate!”. Otros defienden que es una inversión a largo plazo, un primer paso para no quedar rezagados en la carrera tecnológica. ¿Tú qué opinas? ¿Es un precio justo por soñar en grande?
¿Funciona de verdad? ALIA frente a la competencia
Llegamos al meollo técnico. Los benchmarks (pruebas de rendimiento) no mienten: ALIA, con modelos como ALIA-40B (40 mil millones de parámetros de entrenamietno), no alcanza el nivel de LLaMA 2 o ChatGPT en tareas complejas como razonamiento o generación de texto. En comprensión del lenguaje natural, por ejemplo, se queda atrás. “Es bien mala”, dicen algunos expertos en la red social X, y no sin razón.
Pero ALIA tiene un as bajo la manga: su multilingüismo. Entrenada con un 20% de datos en lenguas españolas (frente al 5% de otros modelos), entiende matices que a un ChatGPT se le escapan. Si le pides un refrán gallego o un diagnóstico en catalán, no te mirará con cara de póker. Eso sí, no esperes que te resuelva ecuaciones cuánticas: su fuerza está en lo local, no en lo global.
El valor práctico: ¿Para qué sirve ALIA?
Entonces, ¿qué hace por nosotros? El Gobierno ya lanzó dos proyectos piloto. Uno es un chatbot para la Agencia Tributaria, que promete agilizar trámites y responder dudas sin que te desesperes al teléfono. El otro, Cardiomentor, usa ALIA para analizar datos médicos y detectar insuficiencias cardíacas en atención primaria. Suena útil, ¿no?
Además, al ser de código abierto, pymes y universidades pueden adaptarla. Imagina una startup creando un asistente virtual en euskera o una universidad investigando con datos del BOE. El potencial está ahí, pero depende de cómo se explote. Si se queda en un cajón, será un bonito experimento y nada más.
Voces a favor y en contra: ¿Qué dice la gente?
El debate está caliente. Por un lado, hay quienes aplauden: “Es un primer paso hacia la independencia tecnológica”, dicen desde el BSC. Por otro, las críticas llueven: “Millones tirados en una IA mediocre”. Ciudadanos de a pie también dudan: “¿Para qué gastar tanto si ya existe ChatGPT gratis?”.
La respuesta no es sencilla. ALIA no compite con los gigantes en potencia bruta, pero sí ofrece algo único: control local y un intento de mayor transparencia. ¿Es suficiente para justificar el coste? Eso lo dirá el tiempo.
Conclusión: ¿Éxito o derroche? Tú decides
ALIA es como un buen vino joven: tiene aroma español, pero le falta madurar para brillar en la mesa global. Sus 10 millones iniciales y su enfoque local son un arriesgado órdago a la soberanía tecnológica. Puede ser el germen de algo grande o un proyecto que se diluya entre promesas. Por ahora, es un intento valiente. ¿Éxito o derroche? La pelota está en tu tejado.
Para aquellos interesados en profundizar en este tema, pueden consultar nuestro chat de Inteligencia Artificial entrenado, además de algunas otras recomendaciones de lectura y recursos adicionales:
Artículo web: “El Gobierno ha gastado 10,2 millones en Alia, la IA pública española”, Genbeta.
Artículo web: “Qué es y para qué sirve ALIA”, 20 Minutos.
Libro: “Inteligencia Artificial: Una guía para seres pensantes” de Melanie Mitchell. Disponible en Amazon España
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